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BAVE1r Los Bosques de Alto Valor Ecológico (BAVE) pueden ser definidos como tales debido a su madurez, su diversidad biológica (riqueza/rareza) y/o el funcionamiento del ecosistema (superficie suficientemente grande para poder completarse los ciclos ecológicos, representación de todos los grupos funcionales y estructura adecuada). Estos criterios no son excluyentes entre sí, pudiendo un BAVE cumplir varios de ellos.

Recientemente en Bioma Forestal hemos concluido la identificación y caracterización de BAVE y caracterización de la matriz de conectividad entre ellos en unas 3.000 hectáreas dentro de la ZEC Urbasa y Andia en el marco del proyecto CONECTFOR.

 

El área de estudio ha dado cobijo histórico a actividades antrópicas tradicionales, principalmente, a la ganadería extensiva y al aprovechamiento forestal (leña y carbón). La intensidad con la que se han venido desarrollando dichas actividades en diferentes puntos de la zona hace que el estado de conservación de los bosques que alberga presente una gran heterogeneidad. La mejora de conocimiento sobre los BAVE de esta zona permitirá elaborar medidas para su conservación.

Como resultado, hemos categorizado, aproximadamente, un 10% de este territorio como BAVE, donde se incluyen bosques de diversos tipos: desde robledales de Quercus humilis, hayedos, algunos de ellos HIC 9150 (Hayedos basófilos y xerófilos cantábricos), bosques mixtos de haya y roble, hasta encinares.

 

BAVE4 Ejemplar veterano de Quercus humilis de grandes dimensiones y con abundantes microhábitats

 

Cabe destacar que más de la mitad de estos BAVE cumplen con el criterio de madurez. En relación con ello, es preciso hablar sobre la dinámica natural del bosque, definida como el funcionamiento del mismo sin intervención antrópica. Para profundizar sobre este concepto es necesario hacer referencia al ciclo silvogenético, una conceptualización esquemática de las fases que atravesaría un conjunto de árboles desde que se instala hasta su descomporsición. La transición de una fase a la siguiente viene provocada por perturbaciones, que pueden ir desde grandes incendios forestales a la entrada de patógenos en pequeña o gran escala o derribos de árboles por viento, entre otras. Como punto de partida, un bosque maduro debe ser entendido como un mosaico dinámico compuesto por rodales que se encuentran en diferentes fases silvogenéticas. Finalmente, todas las fases del ciclo silvogenético quedarían representadas en el conjunto del bosque.

 

BAVE2

Hayedo que cumple los tres posibles criterios para ser considerado BAVE.

 

Asimismo, para definir un bosque maduro como BAVE, éste debe presentar, en primera instancia, una cantidad significativa de árboles de edad avanzada. En el presente marco territorial la influencia antrópica está totalmente extendida, por lo que estos árboles no necesariamente derivan de una dinámica natural, sino que pueden ser resultado de antiguas actividades silvopastoriles, como el trasmocho o la creación de dehesas. Actualmente, la mayoría de estos usos han disminuido o, incluso, cesado, lo que conlleva el inicio de una dinámica natural hacia una mayor madurez. Además, este tipo de árboles tienden a presentar los denominados dendro-microhábitats, es decir, grietas, oquedades, etc., que proporcionan refugio, lugar de reproducción, hibernación o alimentación a diferentes especies.

Por otra parte, prácticamente otro 10% del área estudiada ha sido considerado como bosque conector que conforma la matriz de conectividad entre los BAVE. Se han geolocalizado, incluso, elementos estructurales aislados fuera de BAVE, mayormente árboles viejos, para incluir en dicha matriz. En este sentido, también se ha contado con personas expertas en diferentes grupos faunísticos y líquenes para realizar una propuesta de medidas de cara a favorecer la conectividad de la biodiversidad de la zona.

 

BAVE3

Encinar categorizado como BAVE debido a razones biogeográficas.